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Con Nietzsche, como el evangelista de la hecatombe, y una vez Dios muerto, los occidentales rompimos de una vez por todas con todo atávico tabú moral, tradicional, y religioso para tratar de aferrarnos a la razón como el salvavidas ante la incertidumbre inherente a la existencia. Sin embargo, a pesar de las hazañas de la razón, ella no fue suficiente para llenar el vacío existencial de la materia hecha consciente de su carencia de propósito....

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Una vez, cuando era niño, en un almanaque de frases celebres (uno de esos que solían regalar antes en las carnicerías en navidad) leí que "cuando se dejaba de creer en dios, enseguida se comenzaba a creer en cualquier cosa", y esa frase se quedó conmigo.

 

Hoy adulto entiendo que se trataba menos de la amarga queja de algún anciano anacrónico y más sobre una observación certera acerca de ese vacío existencial inherente al ser humano que, a falta de Dios, durante un par de siglos, escogimos llenar de distintas y terribles maneras: con el credo ideológico, la imposición estatal, la destrucción a través de la guerra, y sucesivos baños de sangre ideológicos así parecen demostrarlo.

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Finalmente, al igual que dios, las ideologías también terminarían muriendo sepultadas por un muro, y occidente una vez más devino el pináculo de la civilización y el desarrollo pero el vació existencial del individuo persistió, ésta vez unido a un sentimiento de culpa al hacerse consciente de los horrores cometidos surante el siglo XIX. 

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En conscecuencia, a Dios (a nuestro vacío y también a nuestra culpa) lo sustituyó el consumo, el marketing, kim Kardashian,  Kanye West, los cuarzos, el contacto extraterrestre,  o el "pensamiento positivo".

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En resumen, todos seguimos buscando desesperadamente algo en qué creer para llenar el vacío de la incertidumbre, y el mercado puede proveerlo, al menos una ilusión para que podamos ignorarlo, para evitar ser devorados por él. 

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Paradójicamente, y a pesar de todo este devenir histórico donde la incertidumbre es la única certeza, aún hay gente que consigue el tiempo y los motivos suficientes para sentirse ofendidos ante las ideas. Inclusoi juzgan el carácter de un hombre a través de lo que piensa (sorprende tanta arrogancia egótica), como en un simulacro de regresión a viejas formas tradicionalistas; manera sutil de imponer una visión del universo a través de lo subjetivo  desdeñando siempre a la peligrosa y disonante razón...

 

Pero estoy divagando...

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Pues solo pretendía advertir al lector que aquí no encontraría cohesión ni orden; tampoco un tema en concreto y repetitivo (terrible como estrategia de marketing).

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Aquí solo habrá caos y pensamiento inconexo. Una mezcla de opiniones políticas incomodas y sueños sin sentido; la mayor de las veces prosa, y puede que alguna mala poesía. Quizás, también tropiecen con algún capitulo suelto de mi vida desordenada, o con alguna idea que me quite el sueño.

 

Igualmente, compartiré toda idea novedosa o entrevista a gente interesante.

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Así que bienvenidos, esta es mi catarsis, por lo cual, recomiendo quitarse el traje de sensor de lo "políticamente correcto" antes de leer éstas lineas, pues ni ustedes ni yo somos tan importantes como para pretender que el pensamiento nos ofenda. Y tal vez, pudiera ser, que a pesar de todo, al final, sí, tan solo seamos los hombres catalizadores inconscientes de antiguos y complejos arquetipos, que desde la noche de los tiempos, se encuentran constantemente en pugna así que mientras vivamos disfrutemos.

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